POR ADES
Las elecciones finalmente han llegado. Este domingo, 3 de febrero, se marca una vez más en el calendario el momento en que miles de salvadoreñas y salvadoreños estamos llamados ejercer el sufragio. Es importante que recordemos que esta campaña ha estado marcada por mensajes, como siempre, que buscan, más allá de proponer, destruir al otro contrincante; generar desacuerdos en la ciudadanía por la popularidad de los candidatos, y no proponer casi nada en concreto de las necesidades de la población.
A pesar de ello, estamos llamadas y llamados a votar y este es un beneficio que no deberíamos desaprovechar. Sin embargo, es importante que recordemos también que nuestro deber ciudadano no se acaba en las urnas. Si quienes son electos no cumplen con nuestras necesidades y demandas, no debemos quedarnos de brazos cruzados, les hayamos elegido o no. Este momento debería servir también para fortalecer la conciencia colectiva de organización popular.
Reconocemos, como comunidades, que nuestras necesidades son la defensa de la tierra, del agua, el fortalecimiento del acceso a la salud, la educación; la construcción de la equidad de género en todos los ámbitos; el respeto a la persona humana en toda su dimensión. ¿Reconocemos qué candidatos nos van a garantizar estos derechos? Seguramente sí; entonces salgamos a votar. Pero no olvidemos que el trabajo no se quedará en las urnas, si no a la par de las y los funcionarios, exigiendo en todo momento que sean resueltas nuestras necesidades como poblaciones articuladas y organizadas.