Por Esther Muñoz, de Ingeniería sin Fronteras País Vasco.
Un día en El Rodeo (El Salvador), donde han conseguido que la energía que impulsa el agua al tanque de distribución sea energía solar.
Amanece temprano, 5 a.m., me desperezo, me estiro tranquilamente y me levanto para subir al punto más alto del caserío: el tanque que va a distribuir el agua potable al caserío de El Rodeo y la colonia de la Marañonera, 54 metros cúbicos para 84 familias. Desde este punto veo el amanecer cada día, me relajo mirando el horizonte, escuchando los sonidos de la naturaleza, los últimos cantos de los gallos que hace horas que despertaron, los perros contestando los aullidos de algún coyote,… y los pájaros; el cheje, el picaflor, quizás un torogoz, cuya belleza no he podido contemplar. El horizonte rojizo frente al que comienzo cada día son las montañas de Honduras, una frontera protagonista de una historia cercana de la que permanecen heridas abiertas.
Bajo a desayunar y la mamá de la casa ya ha empezado a tortear con la harina del maíz que alguna otra de las mujeres de la casa ha ido a moler al molino de la comunidad a la misma hora que yo me empezaba a despertar. Después, barrer la casa, fregar los utensilios de la noche y de la mañana, subir el agua desde la pila que, por suerte, no está muy lejos; una tarea tras otra y ya están preparando la comida, momento tras el que toda la vida de la casa se detiene.
Con una temperatura media de 30ºC durante el día, a mediodía, cuando el que el sol está en lo más alto, es hora de mecerse en la hamaca, relajarse con el vaivén de ésta y descansar para pronto comenzar de nuevo las tareas de cuidados. Dar de comer y beber a las gallinas, a los perros,…, regar las flores del hermoso jardín de la entrada cuando cae el sol, y, finalmente ir de nuevo a la pila, lavar la ropa del día para que no se acumule y tomar un baño para refrescarnos del calor acumulado del día. De nuevo desde la pila, hay que subir todo el agua que podamos acarrear; las foráneas, con botellas y pequeñas garrafas; las mujeres de El Rodeo, con tinajas de más de 15 litros en la cabeza, sin que peligre su equilibrio ni un instante a pesar de lo pedregoso del camino.
Subir el agua desde la pila hasta el tanque de distribución, donde yo veía amanecer, y distribuirlo desde ahí a las 84 familias que tenían ya su contador y su chorro listo para abrir, a la espera del ok desde la Asociación de Desarrollo Social de la Comunidad (ADESCO)1, es un deseo común a las personas de muchas comunidades en El Salvador, especialmente de las mujeres que ven cómo sus tareas de cuidado disminuyen en tiempo y en dureza con la llegada del agua corriente.
En El Rodeo han conseguido que la energía que impulsa el agua al tanque de distribución sea energía solar, 32 paneles que dan sombra a la pila donde lavaban su ropa, se bañaban y recogían el agua para beber y realizar sus tareas domésticas cada día. No han elegido la energía solar porque quieran disminuir sus emisiones de CO2, descentralizar la energía o democratizarla. La economía de autosuficiencia de muchas familias2, el elevado precio de la electricidad3 y la falta de apoyo gubernamental a la hora de conseguir agua y saneamiento distribuidos a cada hogar hacen que buscar una organización de apoyo a la inversión inicial y después utilizar la energía del Sol, abundante en estos lugares, sea la solución para abaratar los costes que debe asumir cada familia para conseguir entre 10 y 12 metros cúbicos de agua potable al mes. Un consumo que supera poco más de la mitad del que, en el mismo periodo, se estima para hogar de cuatro personas en el Estado español4.
Sin duda, las máximas beneficiadas de la llegada del agua a cada hogar han sido las mujeres, y, también serán ellas las protagonistas en la gestión y mantenimiento del sistema de agua. Por un lado, dos de las mujeres de la ADESCO han seguido todo el proceso de formación para mantenimiento del sistema de distribución y quiénes han hecho las últimas pruebas y preparativos para la puesta en marcha y; de otro, serán las que mayor peso tengan en la toma de decisiones del Comité de Agua5, cuatro de las seis personas que lo conforman serán mujeres. El Comité del Agua se creó con objeto de gestionar el sistema de impulsión y distribución de agua: el 16 de marzo de 2019 hubo una asamblea a la que se invitó a todas las beneficiarias del sistema.
La electricidad que llega a las casas es cara. En las comunidades las familias que tienen ingresos asumen una factura mensual, subvencionada por el Estado6, entre tres y nueve dólares al mes para cubrir el consumo energético de un frigorífico, algunas bombillas de bajo consumo, el televisor y la carga de los teléfonos móviles, menos de 50 kWh/mes; un consumo eléctrico muy inferior al de los países del denominado Norte Global. En el Estado español consumimos de media en cada hogar 290 kWh/mes7, entre 5 y 10 veces más que lo que consumen en los hogares de comunidades de El Salvador. La subida continuada del precio de la electricidad está haciendo que cada día más familias en nuestro Estado se encuentren en riesgo de pobreza energética, familias que se alimentan con comida fría y se alumbran con velas por no poder afrontar el pago de sus facturas energéticas.
En el caso de El Salvador la necesidad del acceso básico al agua está llevando a las personas de las comunidades a asumir su soberanía energética, buscar sus propios sistemas de distribución de agua impulsados con energía solar y gestionarlos ellas mismas a través de un comité elegido por una asamblea, en la que cada familia beneficiaria tiene derecho a presentarse como representante para el comité, voz y voto.
El acceso universal a derechos básicos como el agua y la energía son fundamentales para conseguir unas vidas sostenibles, vidas que pongan a las personas en el centro, que reconozcan los trabajos de cuidados tradicionalmente realizados por mujeres. De dónde viene la Energía, cómo nos llega el agua y quién sostiene nuestras vidas, energía, agua y cuidados son factores interdependientes y necesarios para la construcción de vidas que merezcan la alegría de ser vividas.
El acceso universal a derechos básicos como el agua y la energía son fundamentales para conseguir unas vidas sostenibles, vidas que pongan a las personas en el centro, que reconozcan los trabajos de cuidados tradicionalmente realizados por mujeres. De dónde viene la energía, cómo nos llega el agua y quién sostiene nuestras vidas, energía, agua y cuidados son factores interdependientes y necesarios para la construcción de vidas que merezcan la alegría de ser vividas.
Notas
- En los casos en los que ANDA (Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados) no ha llegado a instalar un sistema de agua en el territorio las ADESCO asumen esta gestión.
- Viven de lo que da su finca, con escasos ingresos por venta o remesas de algún familiar que vive en Estados Unidos.
- En un sistema como el de El Rodeo, el coste eléctrico de alimentar la bomba que lleva el agua hasta el tanque de distribución puede superar los 300 euros al mes.
- 2014, Instituto Nacional de Estadística (INE).
- La ADESCO de El Rodeo ha gestionado la instalación y puesta en marcha del sistema y, a partir de ahí, será un organismo gestor dedicado el que gestionará el sistema de impulsión y distribución del agua.
- Existe un subsidio para usuarios residenciales con consumos menores de 99 kWh/mes. También existe un subsidio sobre la electricidad que consumen las plantas de bombeo de ANDA, al que no pueden acceder las instalaciones que no son promovidas por las ADESCO de las comunidades.
- Fuente: Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), 2011.
Información tomada de: https://www.decrecimientoybuenvivir.info