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Por ADES

Diciembre nos recuerda que hace ocho años fueron asesinados dos ambientalistas de Cabañas, Ramiro Rivera y Dora Sorto.

Ramiro fue asesinado el 20 de diciembre de 2009, cuando en la salida del Cantón Trinidad en Sensuntepeque, Cabañas,sujetos armados  lo interceptaron  y le dispararon.

Dora Sorto fue asesinada el 26 de diciembre, seis días después de la muerte de Ramiro. Cuando a Dora la asesinan ella tenía ocho meses de gestación, su hijo se llamaría Enmanuél al nacer, pero eso nunca sucedió.

Estos casos, igual que cientos en el país, han quedado en total impunidad. Aun sabiendo que, a él y a ella, les asesinaron por oponerse a los proyectos mineros de Santa Rita y El Dorado.

La Fiscalía General de la República nunca quiso fijar su  mirada investigativa en la empresa minera PacificRim, pese a las constantes exigencias que desde el movimiento social ambiental se hizo.

La popular frase de San Romero de América dice "la justicia es como la serpiente, sólo muerde a los que están  descalzos". En este país la aplicación de la justicia se hace de forma selectiva, juzgando únicamente a los que no tienen dinero para defenderse, y eso lo convierte en un país injusto.

Aunque el sistema judicial no reconozca la causa del asesinato de Ramiro Dora y también Marcelo, que fue asesinado en junio de 2009, las comunidades de Cabañas y del país entero sabemos que son mártires y que es necesario rendirles homenaje y respeto. Porque su sangre derramada no ha sido en vano, su semilla ha dado frutos y ese fruto es la Ley de Prohibición minera, aprobada en  marzo de este año.

No hay mejor forma de honrar sus memorias que defendiendo esa ley, porque habrá poderes económicos,  que al ver cualquier ´posibilidad, presionarán a las funcionarias y funcionarios de invalidar la ley contra la minería.  Y ese día hay que estar preparadas y preparados para no permitirlo. 

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