Recientemente un grupo de mineros artesanales anunciaron que presentarán una iniciativa para reformar la ley que prohíbe la explotación minera. Esta propuesta de reformas será entregada a la Asamblea Legislativa para que la ley permita la extracción de metales preciosos de forma artesanal.
Los mineros artesanales, son los también llamados guiriseros, que se dedican a extraer el oro de las minas sin utilizar herramientas industriales. Aun así lo hacen a través de venenos y químicos altamente nocivos para el medio ambiente y la salud de las personas.
El Arzobispo de la Iglesia Católica, José Luis Escobar Alas, se declaró en contra de esta iniciativa considerando que la aprobación de una ley contra la explotación minera en el país “es un logro importante del pueblo”, por lo que instó a defender “el derecho a la salud, al agua, a no ser explotados por una transnacional”.
Estamos conscientes que el Gobierno no ha brindado políticas para que las y los mineros artesanales se dediquen a otra actividad, siendo una tarea pendiente que desde las organizaciones ambientalistas queremos emprender; pero eso no significa que debamos retroceder con la ley que ha costado sangre.
Las organizaciones apoyamos la postura del Arzobispo cuando manifiesta “que revertir la ley contra la minería sería una traición al pueblo y, sobre todo, volver a condenarlo al sufrimiento, a la pérdida de su salud, a la muerte. Se hizo justicia aprobando la ley, vamos a velar por que no sea vulnerada”.
Corremos el riego que en las próximas elecciones la derecha gobierne la Asamblea Legislativa y se muestren abierta a modificar o anular la ley que prohíbe laminería. Ha quedado claro en este periodo que la derecha es la última en apoyar las propuestas ambientales, o la única que se opone a ellas.
No es de extrañar pues estos políticos siempre se han identificado con los empresarios y sus proyectos de destrucción al medio ambiente. Al fin y al cabo son de la misma calaña.
No vamos a permitir que nos arrebaten este gran logro. No vamos a dejar que condenen a El Salvador a la miseria y a la destrucción ambiental.