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Por ARPAS

Los resultados de las elecciones legislativas y municipales del pasado 4 de marzo obligan al gobernante Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) a hacer un necesario mea culpa y rectificaciones urgentes.

En los comicios municipales el partido de izquierda perdió la Alcaldía de San Salvador y sólo gobernará en dos de las catorce cabeceras departamentales (Zacatecoluca y San Miguel); mientras que en las legislativas pierde la “llave” de la mayoría calificada y cede a ARENA(y demás partidos de derecha) el control total del Parlamento.

Así la oligárquica Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) profundizará el boicot contra el Ejecutivo y elegirá sin el FMLN a nuevos magistrados de la Sala Constitucional, Fiscal General, magistrados de Corte de Cuentas, Procurador General y Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos.

Como Juan Orlando Hernández en Honduras, la derecha salvadoreña ampliará su control de la Asamblea, el Poder Judicial, la Contraloría y el Ministerio Público. ARENA, siguiendo el ejemplo de la derecha brasileña, incluso, podría intentar algún golpe parlamentario contra el Ejecutivo, aprovechando el débil liderazgo y la desaprobación popular del desempeño presidencial.

Ninguna propuesta impulsada por las organizaciones y movimientos populares (ley de agua, despenalización del aborto, ley de soberanía alimentaria, reforma fiscal progresiva) tendrá posibilidades de avanzar en la nueva legislatura dominada por la derecha. Lo que sí avanzará rápidamente es la agenda neoliberal.

Frente a esto, el FMLN necesita hacer la autocrítica que no ha querido y las rectificaciones que se ha negado, a pesar de las advertencias de organizaciones aliadas que desde hace dos años le propusieron buscar correlación con el pueblo y hacer cambios significativos en las estrategias, en las políticas y en la integración del gabinete.

El “voto de castigo” se debe básicamente al descontento del electorado de izquierda, incluidas bases históricas que decidieron pasar factura a la dirigencia efemelenista por sus imposiciones. Ese descontento hizo que campañas de la derecha y llamados a anular el voto provocaran una derrota mayor a la prevista.

Esperemos, pues, que se imponga la humildad, la sensatez y la sabiduría necesaria para el mea culpa y las correcciones pertinentes. Ojalá que así sea.

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