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Por ARPAS

Las encuestas coinciden en que ARENA aventaja al FMLN para los comicios del 4 de marzo. Según analistas, esto se debe al fuerte descontento de la población, que podría traducirse en un “voto de castigo” hacia el partido de gobierno.

Este descontento se debe, principalmente, a la mala imagen del gobierno generada por la permanente campaña de la derecha mediática que invisibiliza logros gubernamentales, magnifica los problemas del país y da todo volumen al discurso de la oposición oligárquica (ARENA, ANEP, FUSADES).

Pero también se debe a las propias fallas de la izquierda gobernante: deficiente estrategia de comunicación, incapacidad de cambiar la correlación política, desconexión con los movimientos populares, adopción de medidas neoliberales, falta de cambios en el gabinete, débil liderazgo presidencial, falta de autocrítica y otros errores señalados en este espacio editorial desde hace dos años.

En este sentido, el descontento de la gente es válido y el “voto de castigo” estaría justificado.

Sin embargo, quienes quieren castigar al FMLN anulando su voto o -peor aún- votando por ARENA, deben reflexionar sobre dos cosas. La primera es que, dadas las nefastas consecuencias de una eventual mayoría parlamentaria arenera, el “voto de castigo” se convertiría en “voto de autocastigo”.

Es decir, al votar por ARENA (u otro partido de derecha), la gente votaría contra sí misma, pues éste bloqueará el financiamiento de programas sociales, privatizará el agua, aumentará el IVA y aprobará el ajuste neoliberal que incluye congelar salarios, despedir empleados públicos, aumentar edad de jubilación y eliminar los subsidios a las familias pobres.

Y la segunda reflexión es que, a pesar de sus errores, no es el FMLN el que debe ser castigado; sino ARENA. El partido oligárquico merece ser castigado por los graves daños que provoca su estrategia de boicot financiero contra el Ejecutivo, que -en la práctica- es contra la población y el país.

 ARENA, además, debe ser castigado por los delitos de corrupción que cometió y su negativa de devolver los dineros robados o malversados que eran para salud, educación, seguridad, obras públicas, saneamiento, reactivación productiva, etc.

 Los sectores populares y capas medias deben entender que ARENA no representa sus intereses, demandas y aspiraciones. La reciente publicación de la lista de donantes de los partidos políticos confirma que ARENA sólo representa a las élites oligárquicas.

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